10 de febrero de 2015

Organizaciones ambidextras


Las personas como centro de la innovación organizativa: Una forma "líquida" (ágil, adaptable, susurrante) y otra "sólida" (firme, densa, asentada) de enfocar el mismo concepto: ambidestreza para la innovación.

Recientemente leí un magnífico artículo que Xavier Camps publicó en Sintetia  titulado La empresa ambidiestra y la estrategia de innovación.  Una idea que destaca especialmente es La empresa ambidiestra es la que combina eficiencia e innovación. Es decir, es capaz de explotar el negocio actual, y explorar, a la vez, nuevas oportunidades de negocio.
Me recordó  un estudio publicado por José Ramos et al. en el Consejo General de la Psicología de España, (26ª edición Enero - Marzo 2015)  titulado La innovación en las organizaciones, de donde entresaco algunos párrafos:
 
Se ha denominado ambidestreza a esta necesidad de combinar actividades centradas en la exploración junto a actividades centradas en la explotación, requeridas respectivamente para la generación y la implementación de novedades, teniendo en cuenta que ambas etapas están interconectadas y son interdependientes a lo largo de todo el proceso innovador.

 La teoría de la ambidestreza (ambidexterity; Bledow, Frese, Anderson, Erez y Farr, 2009) trata de explicar el proceso de afrontar las demandas conflictivas que la innovación exige en los múltiples niveles de la organización.  Para tener éxito, el proceso innovador exige tanto estrategias de exploración (centradas en la originalidad, el pensamiento divergente, la iniciativa, la diversidad o el razonamiento crítico), como de explotación (que enfatizan la estandarización, la regularidad, el control, etc.), ya sea a lo largo de las distintas fases del proceso (generación de ideas versus implantación), ya sea a través de un proceso iterativo, cíclico y recursivo. 

Una forma "líquida" (ágil, adaptable, susurrante) y otra "sólida" (firme, densa, asentada) de enfocar el mismo concepto: ambidestreza para la innovación. Si ambos enfoques hubieran salido de la misma pluma habríamos topado con un precioso ejemplo de ambidestreza.

Parece ser que aproximadamente el 1% de la población es ambidextra, y hasta hace relativamente poco tiempo se decía de una persona así que tenía una lateralidad ambigua, como si se tuviera la necesidad de enmarcar la ambidestreza en el gran cajón de las enfermedades raras: por definición, todo lo que se alejara de la normalidad tenía que ser malo de una u otra forma.

Hasta el momento existe consenso en que la exploración, muy ligada a la innovación, está relacionada con la originalidad, el pensamiento divergente, la creatividad, la diversidad... mientras que la explotación la asociamos frecuentemente con orden, métodos, procedimientos, control... 

Y como el grueso de la población es o diestra o zurda, parece lógico deducir que el grueso de la población tiene que englobarse o en el saco de la exploración o en el saco de la explotación.

Pero....la sociedad del siglo XXI no se caracteriza por el "o" sino por el "y":  no es disyuntiva, sino inclusiva.  Las organizaciones buscan personas "y", no personas "o":  ya no sirve "lo uno o lo otro". 

Por eso las organizaciones se esfuerzan en incorporar talento ambidextro, capaz de utilizar uno u otro hemisferio en función de las necesidades.  

Después de tantos años de favorecer el desarrollo del hemisferio izquierdo con análisis / síntesis -  introducción / desarrollo / conclusión -  A / B / C - 1 / 2/ 3, nos estamos percatando de la importancia de un desarrollo armónico. Cuánta razón tiene Guillermo Dorronsoro  cuando explica su idea de un segundo Renacimiento  en el marco de la innovación.

Así que las organizaciones  se afanan por incorporar personas de estas características, de convencerlas para que continúen trabajando en su seno y de que lo "raro" pase a ser habitual. Lo que significa necesariamente plantearse la gestión del Talento de forma muy distinta a la imperante en el siglo pasado.  Puedes echar un vistazo a mis artículos Felicidad en la empresa y Gestionar el talento desde los valores.

Resulta esperanzador. Centrarse en la innovación, y más aún si es dentro de un marco de responsabilidad social, supone volver a poner a la persona en el centro, como artífice de todos esos avances tan anhelados.  Porque únicamente las personas plenas son capaces de ofrecer lo mejor de sí para que la sociedad sea cada vez mejor en todos los sentidos.

Y para terminar esta reflexión te dejo aquí un pequeño divertimento sobre ambidextreza.  Que lo disfrutes.

http://bit.ly/1DA6lXc

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo en que las organizaciones tienen que apostar por el "y" y desterrar el "o". Recordemos que vivimos en una era en la que el personal ha de ser tipo "Glassex" (entiéndase multiusos).
    Gracias Edita por ilustrarnos, un gran artículo, como de costumbre.

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    1. Gracias a ti, Alicia, por estar ahí animando. Se aprecia mucho. Y con tu permiso me quedo con la idea "Glassex" :-)

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  2. Joan Amate11/2/15

    He podido disfrutar en alguna ocasion de Xavier y Edita como conferenciantes. Son autores de muy buenos posts que nos acercan nuevas perspectivas sobre innovación, difíciles de encontrar. Enhorabuena por vuestro empeño!
    Joan Amate

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    1. Muchísimas gracias, Joan, por favor "materialízate" la próxima vez que coincidamos para que pueda agradecerte en persona tus amables palabras.
      Xavier, gracias de nuevo. Sabes que la admiración es mutua :-)

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