4 de febrero de 2014

Los nuevos galeotes

¿No te pasa a menudo que piensas cosas raras cuando estás haciendo algo que no te atrae?

Llevo varios días trabajando a destajo con el ordenador, preparando un proyecto complejo y haciendo a la vez los numerosos ejercicios que exige un máster a distancia.  El ordenador me gusta como herramienta auxiliar para conseguir mis objetivos, pero cuando toma el protagonismo me rebelo, me encorajino y mis neuronas se van a trabajar a otra parte, lo que me entorpece el trabajo que tengo entre manos pero me regala asociaciones como ésta:

En líneas generales, cada milenio tiene su propio tipo de esclavitud.  En el primer milenio teníamos a los galeotes, en el segundo tenemos a los ordenotes.

Un ordenote es una persona amarrada a un ordenador, de la misma forma que un galeote es una persona amarrada a una galera.

Las galeras antes, como ahora los ordenadores, eran un vehículo imprescindible para conseguir información, trasladar conocimientos, descubrir nuevos mundos, acceder a nuevas ideas y nuevas formas de contemplar la realidad, fomentar el comercio, enriquecerse, hacer avanzar la sociedad... e incluso apoyar cruentas guerras en su papel de soporte logístico.

Pero todos los avances sociales, ay, tienen sus sombras. Para conseguir todos esos logros siempre hay alguien que carga a sus espaldas el trabajo en la sombra, con más o menos incomodidades y anónimo, mal retribuido, monótono, alienante y socialmente poco o nada reconocido.

Estos puestos de trabajo suelen ser ocupados por personas con bajo nivel de formación y / o en una etapa de la vida que brinda pocas oportunidades laborales, y por lo general se está deseando salir de esta coyuntura para alcanzar un estatus más placentero. ¿Qué no daría un esclavo galeote por liberarse? ¿Qué no daría un  ordenote, como por ejemplo un empleado a tiempo parcial de un centro de datos, por conseguir un puesto más cualificado y prometedor?

Mi reconocimiento a todas aquellas personas que se cuidan de labores más o menos ingratas de las que luego nos beneficiamos todos. (La lista sería larguísima).


Y aquí estoy ahora, haciendo de ordenote y llamando a mis neuronas para que regresen y se pongan a hacer lo que toca hacer...

Hay muchas diferencias entre un galeote y un ordenote, obviamente, pero una importante es que el ordenote tiene la posibilidad de buscarse algún entretenimiento que le alivie los pesares mientras está remando:  por ejemplo, convirtiendo por algunos momentos su instrumento de trabajo en algo placentero.  Yo suelo hacerlo con música, así que he seleccionado dos melodías muy diferentes que pueden relacionarse respectivamente con un galeote y con un ordenote.  Aquí las tienes:

¿Galeote? : música  relajante con sonido del mar  para escuchar en tus momentos de descanso;

¿Ordenote?:  este vídeo (si aceptas que una máquina de escribir es la madre de un ordenador):





Si tú haces alguna vez de ordenote, ¿qué trucos utilizas para hacer más liviana la tarea?

Si quieres leer una visión muy distinta y además interesantísima, te sugiero que visites el blog de Laura Rosillo y leas la entrada "Makers"

10 comentarios:

  1. Anónimo4/2/14

    Gracias Edita, y gracias también por la música y por la recomendación al blog de Laura Rosillo.
    Juan Francisco Martín Gil

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  2. Te agradezco mucho que hayas leído mi entrada, y estoy segura de que la de Laura te encantará :-)

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  3. Anónimo5/2/14

    ni ordenote ni smartphonote ;-) coincido con lo de la música y algunos ejercicios de gimnasia visual si se puede.
    montse ricart roma

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    1. Me gusta mucho lo de smartphonote :-) Y me apunto a los ejercicios, que muchas veces se nos olvida y son imprescindibles. Gracias, Montse

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  4. Anónimo5/2/14

    Muy bueno, Edita! Cuando el estado de fluidez se desvanece lo mejor es cerrar el ordenote, salir a respirar aire fresco y conectar con una tarea más humana.
    Gracias por tus fantásticas entradas! Coincido con tu recomendación al post de Laura ;-)
    Montse Herrera

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  5. Muchas gracias, Montse, tomaré el aire fresco :-)))

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  6. Gracias Edita por tus post, siempre innovadores y refrescantes. Las personas creativas, inquietas, con mucha energía, sufren mucho cuando tienen que hacer trabajos en los que no se emplean sus talentos naturales. Y tú Edita, sabes mucho de ello.
    A mí también me pasa, cuando tengo que estar haciendo presupuestos, informes, formatos de calidad, análisis de consumos,..., me mata y parece que el techo se me cae encima.
    Me gusta mucho el símil. Un abrazo!!

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    1. Sí, es un problemilla que tenemos los creativos. Menos mal que también tenemos un poco de autodisciplina :-)
      Gracias, Iosu. Un beso

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  7. Anónimo9/2/14

    Edita, Me encanto la analogía, es cierto uno se engancha en la compu trabajando y sigue, hasta que al final por saturación y buscas una válvula de escape como la música, pero yo tuve que adicionarle algo mas debido a un trabajo que me llevo mucho tiempo y termine el año pasado por el cual para evitar la dispersión me tomaba un descanso de quince minutos cada hora y media de trabajo.
    María Viviana Lorenzut

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    1. Sí, descansar un poquito de forma periódica es muy recomendable, pero a veces resulta difícil despegarse de ese monstruo que nos abduce :-)
      Gracias por tu aportación, María Viviana

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